Domingo 7 de Octubre de 2018
En el texto de Marcos (cap. 10) le preguntan a Jesús sobre el divorcio: "Puede un hombre divorciarse de su mujer...?" A partir de ahí Jesús de Nazaret hace todo un comentario sobre el matrimonio.
También en nuestra eucaristía Antonio nos ha hecho reflexionar sobre el modo como miramos hoy el matrimonio y toda relación de personas que intentan vivir en familia o comunidad.
Resulta sorprendente cómo los hombres y mujeres de nuestro tiempo hemos alcanzado unos niveles de progreso y tecnología que nos maravillan cada día más en todos los campos del saber, del conocimiento y de la técnica; pero apenas si avanzamos en "humanidad". Al decir humanidad estamos hablando de solidaridad, compasión, justicia, fraternidad. En definitiva con todo nuestro progreso andamos faltos de "amor" y "empatía" que son la base de toda convivencia. De ahí que muchas personas (tanto en familia, como en grupos y comunidades) encuentran muchas dificultades a la hora de compartir y poner atención a las otras personas.
Si el matrimonio, la vida de pareja o de comunidad, lo vivo en función de lo que me gusta o me da placer, termino siendo menos humano cada día.
Un pensamiento de Fray Marcos: "La diferencia está, no en los actos en sí, sino en la actitud de cada persona. Siempre que se busca por encima de todo el bien del otro y es expresión de verdadero amor, la sexualidad humaniza a ambos. Siempre que se busca en primer lugar el placer personal, utilizando al otro como instrumento, es deshumanizadora..."
Y Jesús termina diciendo: "Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él"...
Creo que, de nuevo, el Maestro se refiere a nuestra actitud... No hace referencia a ritos religiosos, devociones, conocimientos de teología, cumplimiento de normas y mandamientos. Habla de nuestra vida, de cómo hacemos nuestra la buena noticia del reino de Dios, de ese cambio que afecta a todo lo que hacemos, sentimos y vivimos. Se trata de aceptar e intentar su estilo de vida... Y eso va mucho más allá de toda religión.
Texto del evangelio de Marcos (10,2-16)
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