domingo, 2 de abril de 2017

La vida y la muerte

Domingo 2 de Abril de 2017

Nuevamente escuchamos un texto del evangelio de Juan. Es la narración de la resurrección de Lázaro. Aunque lo hemos escuchado muchas veces siempre nos produce una sensación especial, incluso extraña. Y resuena en nuestros oídos y en nuestro corazón lo que las hermanas (Marta y María) le dicen a Jesús: "Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano"...
Imagen relacionadaLa vida y la muerte.
Cada vez que me ha tocado acompañar a algún familiar o amigo en la despedida de alguna persona querida, sea en el tanatorio o en el cementerio mismo, me viene a la mente ese pasaje del evangelio de Juan... "Si hubieras estado aquí, no habría muerto..."
Y comienzo a entender que todo lo que nos quiere decir es mucho más profundo y más importante que todo eso.
Comenta Fray Marcos: "Si seguimos preguntando si Lázaro resucitó o no, físicamente, es que seguimos muertos. La alternativa no es, esta vida, solamente aquí abajo u otra vida después, pero continuación de esta. La alternativa es: vida biológica sola, o Vida definitiva durante esta vida y más allá de ella. Que Lázaro resucite para volver a morir unos años después, no soluciona nada. Sería ridículo que ese fuese el objetivo de Jesús. Es realmente sorprendente, que ni los demás evangelistas, ni ningún otro escrito del NT, mencione un hecho tan espectacular como la resurrección de un cuerpo ya podrido..."
Todos entendemos que nuestro cuerpo tiene unos límites y una duración. Que los años nos van diciendo nuestras debilidades y nuestra caducidad. ¿Pedirle a Dios un milagro? ¿Que mi vida dure... cien, ciento diez años...? ¿Y después? Vamos recordando a los padres, a los abuelos, bisabuelos... nuestros antepasados. También a otras personas (parientes, amigos, conocidos). Y siempre nos topamos con ese punto "final" de la muerte. ¿Es el final? ¿Desaparecer como tantos antes que nosotros?
"El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá... Y que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre... ¿Crees esto?"
Si nos preguntaran esto en la celebración de la eucaristía, o en el tanatorio, o en el cementerio... ¿qué responderíamos?
Sigue el comentario de Fray Marcos: "Jesús no viene a prolongar la vida física, viene a comunicar la Vida de Dios que él mismo posee. Esa Vida anula los efectos catastróficos de la muerte biológica. Es la misma Vida de Dios. Resurrección es un término relativo, supone un estado anterior de vida física. Ante el hecho de la muerte natural, la Vida que sigue, aparece como renovación de la vida que termina. “Yo soy la resurrección” está indicando que es algo presente, no futuro y lejano. No hay que esperar a la muerte para conseguir Vida..."

La vida de Dios. Entiendo que Jesús de Nazaret, desde su más profunda experiencia, nos comunica la buena noticia del reino de Dios: un modo y estilo de vivir que nos acerca a Dios, que nos hace percibir que Dios está entre nosotros, dentro de nosotros. ¿Y eso cuándo sucede? Creo que no es cuando estoy celebrando ritos y ceremonias, o tal vez en los rezos y plegarias acostumbradas, o en la emoción de las procesiones (pronto será Semana Santa)... Jesús de Nazaret nos señala a los débiles y necesitados, al hambriento, al sediento, al desnudo o en la cárcel, al marginado, al despreciado... Ahí anda Dios. Y al actuar así, Dios se hace presente. Su vida empieza a ser la mía... Y ésa es la que salta a la muerte física. No sabemos cómo. Es como si la chispa de vida que recibimos volviera de nuevo a su origen de donde procede...
"¿Crees esto?

Texto del evangelio de Juan (11, 1-45)

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