Domingo 23 de Noviembre de 2014
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Se sigue celebrando la fiesta de "Cristo Rey". Y se sigue insistiendo en consideraciones y explicaciones ajenas a nuestra vida de cada día. Es como hacer todo un montaje de un mundo irreal, tal vez hermoso, pero que se aleja muchísimo de nosotros y de lo que el texto de Mateo (cap. 25) viene a decirnos.
"Que si somos cabras u ovejas..." "Que el reino de Cristo se hace con las buenas obras de nuestra vida..." "Que al final nos premiará y nos pondrá a su derecha..."
Supongo que es lo que hemos escuchado siempre. Nos hemos acostumbrado y dejamos para el final, para el más allá, el juicio final en el que aprobaremos o suspenderemos.
Lo que yo entiendo ahora mismo es que Jesús de Nazaret quiere hacernos entender que no se trata de "religión", de prácticas religiosas, de hacer actos de caridad, de rezar mucho... No! Para entrar en el "reino de Dios" sólo hay una manera: Practicar nuestra humanidad. Ser humanos, ser acogedores, compasivos, personas con corazón y ternura que miran a las otras personas con la mirada de Dios mismo.
Y ése es el camino. Un camino que no es hacia la muerte, sino hacia la raíz y origen de nuestra propia vida: Dios nuestro padre.
Claro que no es fácil asumirlo cuando se te muere un hermano (además de repente, de infarto y no has tenido tiempo ni de acompañarlo en ese paso final).
Durante el tiempo de velatorio y despedida en el cementerio lo estaba pensando. Caminamos hacia nuestro Padre; pero nos aferramos tanto a las cosas de aquí que nos resulta terrible y espantoso tener que dejarlo...
A pesar de todo, sigo creyendo que el camino que nos marca Jesús de Nazaret es el de una humanidad compasiva y llena de ternura hacia los demás (en especial hacia los más marginados, más débiles y necesitados).
Comenta José Antonio Pagola: "Jesús vive volcado hacia aquellos que ve necesitados de ayuda. Es incapaz de pasar de largo. Ningún sufrimiento le es ajeno. Se identifica con los más pequeños y desvalidos y hace por ellos todo lo que puede. Para él la compasión es lo primero. El único modo de parecernos a Dios: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo»."
"...Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre..., tuve sed..., fui forastero..., estaba desnudo..., enfermo..." Con ese estilo de vida sí entramos en el reino, regresamos a la vida misma de Dios, a nuestro origen y raíz...
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