27 de noviembre 2011 - 1º domingo de Adviento
"Velad... que no nos encuentre dormidos"
Las palabras que escuchamos hoy, en el evangelio de Marcos, y que ya hemos oído muchas veces, sentíamos que se aplicaban a nuestra muerte, al momento ése en que nos van a juzgar... Velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Precisamente en estos días en que hemos acompañado a familiares y amigos en el momento de su muerte... Con tiempo para todas esas reflexiones, para preguntarnos por nuestra vida, por lo hacemos y vivimos, por lo que es importante y necesario, por nuestras actitudes, por lo frágil que es lo que tenemos.
Así, con todos esos momentos fuertes vividos, me inclinaría a repetir una vez más los mismos pensamientos, las mismas ideas... Pero creo que no es ésa la intención de las palabras de Jesús de Nazaret.
Me doy cuenta de con cuanta facilidad adaptamos su mensaje a nuestro mundo, a nuestras ideas, a nuestras situaciones.
Me gusta volver una y otra vez al núcleo del mensaje que nos da como buena noticia: el Reino de Dios, la conversión, la atención a los pequeños, a los humildes, a los desvalidos, esa manera nueva de ser hombre y mujer.
Si en otros domingos he comentado y sentido las palabras de Jesús que nos ponen como ante un examen final, hoy vuelvo a experimentar eso mismo, pero con el toque de atención: Velad, vigilad...
Desgraciadamente hemos tomado la parábola o ejemplo casi al pie de la letra y nos hemos olvidado del "examen" que tenemos que pasar:
"Porque tuve hambre..., sed..., estaba desnudo..., en la cárcel..." Y, al pasar ese examen añade aquello de: "Venid, benditos de mi padre..." o "Apartaos de mí, malditos..."
Entonces creo entender que el "dueño de la casa" que se ha ido de viaje y que no sabemos cuándo vendrá... es precisamente ese hermano tirado en la calle, hambriento, oprimido, que sufre violencia, que es despreciado, que es marginado, que es explotado...
Lo podemos encontrar en cualquier sitio, a cualquier hora...
Y si no vigilo y estoy atento "paso de largo", no lo veo, y no lo puedo atender y acoger... Y me llega ese examen. ¿Qué voy a decir? ¿Voy a repetir lo que dice el texto del evangelio? ¿Cuándo te vimos en esas condiciones...?
Porque no es en los momentos finales de nuestra vida... Entonces sólo es la despedida de los que tenemos cerca, de los que amamos.
El "dueño de la casa", que no sabemos cuándo volverá... se encarna en tantas situaciones, en tantas personas tan despojadas y olvidadas que apenas si les queda otra cosa que su humanidad... Tan poco importantes y anodinas que pasamos de largo... y caminamos como dormidos sin percibir nada.
Mirad y vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento..."
Ése es nuestro esfuerzo de cada día. Quiero que sea mi pensamiento y mi deseo más profundo. Atento siempre al mensaje de Jesús de Nazaret.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Se acerca vuestra liberación
Esta despiertos en todo tiempo 1 de diciembre 2024 Este domingo comenzamos el tiempo de Adviento. Acostumbramos a celebrarlo como una prepar...
-
25 de marzo 2012 - 5º domingo de Cuaresma "Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si m...
-
Domingo 15 de Julio de 2018 El texto que hemos escuchado hoy (del evangelio de Marcos) nos cuenta cómo Jesús manda a sus seguidores de d...
-
Domingo 10 de septiembre de 2017 Me gusta escuchar el evangelio algo así como en primera persona. No como algo que se dijo hace tiempo a...
No hay comentarios:
Publicar un comentario