18 de julio - Domingo 16º tiempo ordinario
-La hospitalidad de Abraham
-Dios ha querido dar a conocer... a Cristo (el reino) entre vosotros
-Sólo una cosa es necesaria
Más de una vez estoy tentado de dar una explicación de las tres lecturas. Leer su mensaje. Conjuntarlo. Tratar de escuchar y entender todo lo que me quieren decir. Es como si me sentara entre aquellos primeros oyentes d Jesús o de Pablo... Y no siempre es fácil.
Leo y, en mi interior, voy escuchando las explicaciones y enseñanzas recibidas a lo largo de toda mi vida. Y se me pone como un filtro que seleccionara lo que está bien y lo que no, lo que significa y lo que no, lo correcto y lo incorrecto.
Brevemente.
La primera lectura del Génesis nos muestra la hospitalidad, que ya es proverbial, del pueblo oriental. Una manera de atender y acoger que también podemos encontrar en los pueblos de África o de América.
En esta caso los que escribieron este libro del Génesis entendieron que esa acogida y hospitalidad significaba un acercamiento a Dios y su respuesta fue la bendición de Sara para que tuviera un hijo: Isaac (abuelo de las doce tribus de Israel)...
En la segunda lectura, de la carta de Pablo a los cristianos de Colosos, es una proclamación de su fe y su entrega al mensaje y al reino. El lenguaje no es fácil y las traducciones no siempre ayudan.
Pablo siente que la proclamación del reino es todo para él. Y se siente "nombrado" ministro (=servidor) del mensaje y que no le importa soportar lo que sea con tal de que la buena noticia llegue a todos (también a los no-judíos). Porque Dios ha querido que lo que era como un misterio escondido se manifieste a todos y entiendan qué maravilla es y qué esperanza contiene... deseando que todos lleguen a esa vida nueva anunciada por Jesús de Nazaret y que es la vida misma de Dios...
Algo así entiendo yo.
En cuanto al evangelio, tomado de Lucas, es una escena que he oído explicar muchas veces.
Jesús que llega a un pueblo, Betania, y va a casa de una mujer llamada Marta. (De nuevo la hospitalidad). Marta tiene una hermana que se llama María. Y ahí viene la escena.
Marta que se afana y se multiplica para dar abasto con el servicio. María, sentada a los pies de Jesús, escuchando...
¿La explicación?
Se nos decía que Marta simbolizaba la "vida activa", el apostolado, la acción...
María, en cambio, simbolizada la "vida contemplativa", los que se dedican y consagran su vida a Dios.
Y se añadían como dos categorías. Siguiendo la palabra de Jesús, se nos decía que la vida contemplativa era "la mejor parte" (= primera categoría). Y que la vida activa era el mucho afanarse y mucho fatigarse distrayéndose de lo más importante...
(Curiosidad: La iglesia ha declarado santos y santas a muchísimos monjes y monjas... y muy pocos padres y madres de familia. Por qué? Es eso correcto? No será consecuencia de esa visión y categorías?)
Siempre se quedaba uno como incómodo con esas explicaciones. Y es que realmente existen esas categorías ante Dios? Acaso podía ser verdad que la vida de unas monjas de clausura o de unos monjes encerrados en sus monasterios era de más valor y mérito que la vida de una madre de familia, de una catequista, de una enfermera o de una cuidadora de ancianos?
Comenzaba a dudar de que el significado de la palabra de Jesús fuera ése.
No hace mucho tiempo descubrí un libro que me ayudó a tener otro punto de vista y que me hizo entender la palabra de Jesús de otra manera.
Jesús no se refiere a la hospitalidad (vital y esencial en aquellos tiempos y en aquel pueblo). No, "Jesús está enseñando el arte de vivir... Lo que María tenía, a diferencia de Marta, era la concentración".
Marta andaba preocupada y angustiada por muchas cosas a la vez. Jesús le dijo que, aunque tuviese muchas cosas en la cabeza, sólo una era necesaria: concentrarse en la tarea que está a mano.
María está centrada y concentrada... Y cuando llegamos a ese punto, el tiempo desaparece. Se está en el reino.
Se trataría de la actitud que tenían ante la vida, ante las cosas que había que hacer... No quiere decir que María no se uniera a su hermana en el servicio, en la atención a los visitantes. No, es más bien el concentrarse en el momento presente.
Todo eso también me ocurre a mí. Mi cabeza se llena de muchas cosas, de asuntos que resolver, tareas que realizar, problemas que resolver. Mi mente se dispersa y mi corazón se distrae. El futuro termina siendo una preocupación y una angustia. Ese futuro tiene forma de salud, de familia, de la casa, de la enfermedad, de los vecinos,etc.
Lo que ocurre es que el futuro no esté en nuestra mano. No existe. Sólo tenemos el presente, este momento. Y es ahora cuando puedo vivir la palabra de Jesús, el reino de Dios, actuar y hacer las cosas a su modo... En este mismísimo momento. Concentrado en lo que hago ahora...
Y si llego a ese nivel, puedo sentir que toco con un dedo una realidad nueva. Es el reino que, como dice Jesús, ya está en medio de nosotros. Es como pasar a otro nivel de vida. Algo que nos acerca a la vida misma de Dios.
"Sólo una cosa es necesaria..."
Siento en estos momentos la palabra de Jesús que decía: "no os preocupéis tanto por vuestra vida... no véis las flores del campo... o los pajarillos... Sólo una cosa es necesaria! Vivir el reino de Dios y su justicia... y el resto se os dará por añadidura".
Eso es lo que voy a suplicar para mí. Ser capaz de entender y comprender ese mensaje de Jesús: Sólo una cosa es necesaria! Amén.
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