13 de junio 2010 - Domingo 11º (tiempo ordinario)
El Señor perdona tu pecado
El hombre se justifica por creer en Jesús
Sus muchos pecados están perdonados porque tiene mucho amor
¡Cómo me alegra recuperar la imagen de Dios "perdonador"!
En muchos de mis comentarios y reflexiones he insistido en la Palabra de Jesús, en su mensaje, en la insistencia suya tratando de darnos a conocer la Buena Noticia del Reino de Dios.
Hemos recordado sus cuentos y parábolas tratando de mostrarnos a su padre, nuestro padre de todos, tan distinto y tan lejano del Todopoderoso, del Juez, del castigador, del defensor de la Ley y el orden...
Nuestro padre que no piensa como nosotros, que no valora como nosotros, que no juzga ni mira como nosotros...
Recordemos, una vez más, el cuento o parábola del "hijo pródigo"... El padre que sale corriendo al camino a recibirlo y le hace una fiesta... O aquella otra imagen del rico, dueño de la viña, que paga lo mismo a los últimos que a los primeros...
Le primera lectura es la narración de una actuación del rey David... Un ejemplo más de la prepotencia de los poderosos que con artimañas y abusos se quedan con lo que pertenece a otros... Alguien con sentido de la justicia se lo hace ver. Es Natán - hombre de Dios- quien se lo dice...
David lo reconoce (cosa rara, también) y Natán le dice: "El Señor perdona tu pecado..."
Muchos hombres, a lo largo de la historia del pueblo de Israel, comprendieron y proclamaron ese detalle: Dios, el Señor perdona! Insistirán una y otra vez, en ese aspecto de Dios que quiere misericordia y no sacrificio; que mira con atención y delicadeza al pobre y al desvalido, al huérfano y a la viuda, al extranjero y al emigrante...
Dios, el Señor, perdona: y quiere a la gente como su pueblo, como a hijos...
Esas personas -hombres de Dios- lo entendieron y vivieron así. Casi en exclusiva (o sin casi). Se sentían mimados de Dios porque, a pesar de que, en la práctica, muchísimas veces vivían como los otros pueblos, siempre volvían a recordar a ese Dios que se les mostraba como un padre o como un esposo amante y cariñoso.
Dios, el Señor perdona tu pecado!
Jesús de Nazaret retoma esa imagen de Dios y, a lo largo de todas sus explicaciones, de sus parábolas y, sobre todo, de su vida va a mostrar la figura tierna y maternal de Dios...
Dios, nuestro padre...
que hace salir el sol sobre buenos y malos
que lleva cuenta hasta de los pelos de tu cabeza
que, aún siendo malos como somos, nos da todo lo bueno
que no le importa si eres judío o samaritano
que le da igual si recitas muchas oraciones en el templo
que no se fija tanto en si ayunas todos los viernes
que pasa por alto si te lavas las manos y cumples todas las normas y leyes
que no valora las grandes limosnas que haces delante de todos...
Dios, nuestro padre, perdona nuestros pecados!
¿Por qué? ¿Cuál es la condición?
El evangelio de Lucas recoge en una escena especial la respuesta de Jesús:"Una mujer de la ciudad, una pecadora (hablando claro, una puta o mujer que se dedicaba a la prostitución), escuchando a Jesús ha entendido algo especial...
Dios, el Señor, perdona tu pecado! Jesús así lo declara.
A lo largo de su vida lo repitió muchas veces. Al paralítico... "Tus pecados están perdonados... Toma tu camilla y levántate". También lo entendió así Zaqueo y tantos otros.
Creo que Jesús quiere que comprendamos y entendamos que "Dios perdona"... porque es así su manera de ser. Y mientras no entremos en esa manera nueva de verlo, no alcanzaremos nuestra liberación y nuestra paz.
Porque Jesús añadirá: "sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor".
Y esa es la clave. "Porque tiene mucho amor" (Creo recordar que en el evangelio de Juan esta escena tendrá como protagonista a María Magdalena diciendo que siempre se le recordará por su gran amor...)
Pablo que en sus cartas explica y razona muchísimo sobre las palabras de Jesús..., en la carta que escribió a los cristianos de Galacia, aplica esta palabra de Jesús diciendo que: "lo que justifica al hombre es creer en Jesús". Bueno, es una palabra que no acabamos de entenderla con claridad:
"Justificar" - En nuestro lenguaje, uno se justifica dando explicaciones de lo que ha hecho o dicho, mostrando motivos o razones que den razón de su comportamiento... Sin embargo, creo que no es ése el lenguaje de Pablo.
Justificar significaría "alcanzar la salvación", salvarse, liberarse, hallar paz ante Dios... Nada de presentar explicaciones o dar razones... No! Más bien, cómo alcanzo yo esa vida nueva de Dios (al estilo de Jesús). Y dice Pablo que el hombre (cualquier hombre o mujer) lo consigue al "creer en Jesús". No por la Ley! Y yo diría que esto se aplica a los judíos de aquel tiempo y a los cristianos de ahora, a los protestantes y a los musulmanes, a los de cualquier raza y religión. No por la Ley! Ni por las normas y reglamentos, por las costumbres y maneras de vivir. No!
Pablo dice: "por creer en Jesús". Y yo añadiría: No, por recitar el acto de fe (el credo) o decir con la boca: Creo en Jesús o cumplo todos los mandamientos...
Recordamos, una vez más, aquella palabra de Jesús: "No todo el que dice Señor, Señor... sino el que hace y vive a la manera de Dios, nuestro padre..."
Y es que "creer en Jesús" es fiarse de él, vivir como él, confiar en el camino que nos muestra, en hacer nuestro su estilo. Porque, como insiste Pablo, si es por la ley yo estoy muerto. Siempre me podrán condenar. Siempre habrá algo que no he cumplido.
Hoy me quedo con esa palabra de Jesús: "sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor". Y no olvidéis que Jesús se atrevió a decir aquello de que "las prostitutas irán por delante en el Reino de Dios..." Con qué profundidad miraba Jesús, sin dejarse engañar por las apariencias...!
"Porque tiene mucho amor..." Si ése es el test para pasar el examen... a lo mejor muchos de nosotros suspendemos. San Juan de la Cruz, con ese sentido profundo y sencillo (y hasta académico podríamos decir) lo expresa diciendo: "Al atardecer de la vida, nos examinarán del amor". Amén
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