miércoles, 22 de febrero de 2023

Conducido al desierto por el Espíritu

Para el diablo lo tentara

26 de febrero 2023 

Siguiendo el ciclo de las celebraciones de la Iglesia, comenzamos la Cuaresma: El Miércoles de Ceniza, la invitación a hacer penitencia, las charlas de preparación a la conversión, los Vía-crucis, el ayuno...

Todo ello forma parte de nuestra formación a lo largo de todos los años que llevamos participando en la comunidad cristiana. No es una novedad y se ha convertido más bien en una parte de la religiosidad de los que nos llamamos cristianos.

La Cuaresma significaba, pues, tiempo de hacer penitencia, de pedir perdón a Dios, de ser mejores... Y, quizás, ahí estaba nuestro fallo y nuestro error. El texto del evangelio dice que "fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo"... Y escuchamos las tentaciones como si fueran unos exámenes que pasó Jesús venciendo al diablo. Y nos decimos: Claro, como era Hijo de Dios...

Lo que no hacemos es dejarnos conducir por el Espíritu al desierto y encontrar ese tiempo de reflexión y de centrar nuestra vida como hizo el mismo Jesús de Nazaret.

Como comenta Fray Marcos: -"La cuaresma es un tiempo para analizar la trayectoria de nuestra vida y descubrir que, con frecuencia, damos pasos que nos alejan de la plenitud humana que es nuestra meta. No tiene sentido que nos paremos a analizar la piedra en la que hemos tropezado. Más importante sería poner más atención al caminar para evitar el tropiezo. Tampoco se trata de hacer penitencia, como requisito para que Dios nos perdone."

"...Más importante que mirar hacia atrás angustiándome por los pasos mal dados, es descubrir el rumbo adecuado y caminar en esa dirección. Pero resulta que no puedo saber dónde está la meta, porque nunca estuve allí. Aquí viene en nuestra ayuda la experiencia de otros seres humanos que sí han llegado a ella. Para nosotros, el hombre que más cerca estuvo de ella es Jesús, por eso debemos fijarnos en él y tomarlo como guía en nuestra vida. No para mirarlo desde fuera sino para descubrir en nosotros lo que él descubrió..."

Nosotros, como Jesús, también andamos tentados por muchas cosas que nos desvían haciéndonos creer que vamos a vivir mejor, a gozar más, a tener más vida... Y no necesitamos de ningún diablo exterior que nos tiente. Nuestro propio yo, nuestro egoísmo, nos propone situaciones parecidas. Es pues momento de dejarnos llevar por el Espíritu intentando aprender de la experiencia del propio Jesús de Nazaret.

-"Las tres tentaciones de Jesús -sigue el comentario de Fray Marcos- no son zancadillas puntuales que el diablo le pone. Se trata de contrarrestar una inercia que, como todo ser humano, tiene que superar. Ni el placer sensible, ni la vanagloria, ni el poder, pueden ser el objetivo último. El poder y las seguridades, como base de la relación con Dios, quedan excluidos."

Jesús de Nazaret, a esas tentaciones, contrapone el estilo de vida de Dios, nuestro padre, que es bueno y hace salir el sol para buenos y malos o hace caer la lluvia para justos y para los que no lo son. Y entiende que la plenitud de la vida humana es, ante todo, servicio, entrega, amor solidario... Entonces cuando descubro mi error, mi vida equivocada, lo que tengo que hacer es dejarme conducir por el Espíritu y descubrir en el desierto de mi vida esas tentaciones para hacer una especie de reset volviendo a configurar mi estilo de vida.

Texto del evangelio de MATEO 4, 1-11

jueves, 16 de febrero de 2023

Os han enseñado que se mandó...

Pero yo os digo

19 de febrero 2023


Seguimos escuchando (o leyendo) el texto el evangelio de Mateo (cap. 5). 

Hemos visto y repasado: "Las bienaventuranzas"... "Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo"... "los mandamientos"...

Y hoy se adentra el comentario de Jesús de Nazaret en detalles de los mandamientos que afectan el día a día de la gente. Aunque hay un detalle que hace que las antiguas normas o mandamientos se queden cortos y convendría superarlos.


De ahí que añade Jesús: "Os han enseñado que se mandó..." "Pero yo os digo..."


Es todo un repaso que nos ofrece Jesús y que cada uno de nosotros debería hacer con regularidad. Lo malo es que muchísimas veces estamos más a gusto pensando a la manera antigua. Que lo justo es lo que se decía a los antiguos: "Diente por diente, ojo por ojo..."  Que eso de poner la otra mejilla al que te abofetea es de tontos... Que amar a nuestros enemigos, ni siquiera lo pensamos...

Vaya, que Jesús es un exagerado y que eso que propone no se puede cumplir...


Sin embargo ahí está el paso que nos invita a dar Jesús. Seguir sus huellas es comenzar a vivir y actuar como Dios mismo: -"Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, 45 para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos."


Estamos llamados a ser hijos de Dios, a parecernos a Él, a tener un estilo y una manera diferentes.


Porque, como señala Jesús mismo: "Si queréis sólo a los que os quieren, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen eso mismo también los recaudadores? Y si mostráis afecto sólo a vuestra gente, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los paganos?"


Me parece excelente ele comentario que ofrece Fray Marcos: -"Amad a vuestros enemigos. La dificultad mayor, para comprender este amor, está en que confundimos amor con sentimiento. El amor evangélico no es instinto ni sentimiento. Por lo tanto, no podemos esperar que sea algo espontáneo. El verdadero amor, sea al enemigo o a un hijo, no es el instinto que nace de mi ser biológico. El amor de que estamos hablando es algo mucho más profundo y humano..."  "Si somos incapaces de amar a otro porque le considero enemigo, podemos tener la certeza de que, todo lo que hemos llamado amor no tiene nada que ver con el evangelio, y por lo tanto con el amor que nos ha exigido Jesús. El evangelio no es ciencia, ni filosofía ni moral, ni teología ni religión. El evangelio es Vida. El evangelio no intenta enriquecer la inteligencia sino a todo el ser. Tu felicidad, tu plenitud de humanidad radica en ti y nadie te la puede arrebatar..."


Un detalle final (comentario de Fray Marcos) : "Así seréis hijos de vuestro Padre… Aquí encontramos una de las mejores muestras de lo que se entendía por hijo en tiempo de Jesús. Hijo era el que salía al padre, el que era capaz de imitarle en todo. También muestra la idea de Dios que tenía Jesús. Un Dios que ama a todos por igual sin distinción alguna. El AMOR que nos pide Jesús es el mismo amor que es Dios y está desplegándose en mí en todo instante."


Para anotar en nuestra agenda y reflexionar de vez en cuando... "Os han enseñado que se mandó... Pero yo os digo..."


Texto del evangelio de MATEO 5, 38-48

jueves, 9 de febrero de 2023

Primero ve a reconciliarte

Deja tu ofrenda y busca primero a tu hermano

12 de febrero 2023

El evangelio de Mateo en esos primeros capítulos nos ofrece como un repaso de lo más importante del mensaje de Jesús.

Creo que, al igual que debió pasarle a sus primeros seguidores, también a nosotros se nos hace complicado y difícil asumir el programa tan amplio que aparece.

Primero las Bienaventuranzas. Luego nos dice que tenemos que ser sal de la tierra y luz del mundo... Y hoy nos da un repaso de la Ley diciendo que no nos creamos que Él ha venido a derogarla, a quitarla... Nada de eso, nos dice, que ha venido a cumplirla hasta en los más pequeños detalles...

Y ahí nos encontramos como perdidos sintiendo que va a ser demasiado difícil de aceptar y asumir su programa.

Sin embargo creo que lo que nos pierde es precisamente la cantidad de mandamientos, de normas y prescripciones. Sus seguidores eran judíos y, en general, todos sabían que había muchísimas normas y mandamientos. Nosotros también aprendimos los mandamientos de la Ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia y otras normas que nos fueron inculcando.

Ahora, al releer el evangelio, sentimos como si fuera un repaso de todo aquello. Pero me atrevería a señalar que todo el comentario de Jesús de Nazaret (al igual que su mensaje inicial) va encaminado a centrarnos en lo que es y debe ser lo esencial en la vida de toda aquella persona que quiera seguir sus huellas.

-Cambia tu mentalidad, conviértete. Cuando descubras el don de Dios, que está en tí y cada una de las personas que te rodean... Cuando comiences a mirar y ver con ojos de compasión (como lo hace Dios con todo y con todos)... Cuando se convierta en el centro de tu vida, entonces serás sal de la tierra y luz del mundo. Y tu hermano, tu hermana (toda persona que está cerca de tí) será lo más importante.

Si nos fijamos en toda la Ley y los Profetas, todos los mandamientos, hacen referencia al prójimo... sí, a la persona a la que nos acercamos (como hizo el buen samaritano). Porque toda la Ley se reduce a vivir amando, teniendo compasión, siendo solidario, compartiendo y entregando la vida.

Esa entrega (siguiendo los pasos de Jesús de Nazaret) es la que nos hace libres de lo que siempre nos ha parecido una pesada carga (los mandamientos). Por eso, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda...

Como comenta Fray Marcos: "-Se nos ha dicho por activa y por pasiva que lo importante era nuestra relación con Dios. Toda nuestra religiosidad está orientada desde esta perspectiva equivocada. El evangelio nos dice que más importante que nuestra relación con Dios, es nuestra relación efectiva con los demás. Si ignoramos a los demás, nunca nos encontraremos con Dios." 

También nosotros en la Iglesia, necesitamos ese cambio de mentalidad, esa conversión que nos permita sentir y actuar como lo hacía el propio Jesús de Nazaret. Y sin ese cambio seguiremos siendo buenas personas, cumplidoras de la Ley y de las normas establecidas; pero no habremos entendido el mensaje.

Añade José Antonio Pagola: -"Por eso, según Jesús, no basta cumplir la Ley, que ordena «no matarás». Es necesario, además, arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata cumple la Ley, pero, si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana." 

Texto del evangelio de Mateo (5,17-37)

viernes, 3 de febrero de 2023

Ser sal y luz

"Y si la sal se vuelve sosa..."

5 de febrero 2023


Después de escuchar el comienzo del sermón de la montaña (las Bienaventuranzas) que es como la introducción a su programa, Jesús nos dice: "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo..."

Dos expresiones que hemos escuchado tantas veces que ya no nos impresionan. Ya nos las sabemos; pero no nos cuestionan. De tan sencillas y simples que son. Por eso las hemos dejado arrinconadas.


Si Jesús, al inicio del lanzamiento de su mensaje, pedía una conversión, un cambio de mentalidad, ahora nos lo dice con dos ejemplos de la vida ordinaria: La sal y la luz. 

Acostumbrados a tener iluminación en todas partes, a manejar la energía eléctrica a todas horas, ni siquiera se nos ocurre lo que puede significar quedarse a oscuras. Lo mismo ocurre con la sal. Aunque andamos por la cocina, apenas si valoramos la aportación de la sal. Sólo cuando nos obligan a comer sin sal (por razones médicas o de salud) nos quejamos de su falta.


Entonces ¿qué le pasa a nuestra vida? ¿Qué ocurre en nuestro entorno? ¿En nuestra sociedad? ¿En nuestro mundo?

A pesar de tanta energía, de tanta potencia, de tantos kilovatios... Parece que andamos a ciegas: Unos pocos riquísimos y millones de personas empobrecidas; grandes conocimientos técnicos al tiempo que se desarrolla el uso de armas de guerra y de destrucción; capacidad de producción impresionante al lado de una población inmensa sumida en la pobreza...


Y nosotros, los seguidores de Jesús de Nazaret, estamos ahí... A nosotros nos lo dice: Sois la sal... sois la luz... del mundo.

Pero, claro, si la sal se vuelve sosa...

Y en un mundo que, con todos sus inventos, descubrimientos y técnicas, parece que no tiene luz, que no sabe a dónde va..., si estamos desconectados, si no somos capaces ni de encender una vela...


Fray Marcos comenta: -"Jesús dice: sois la sal, sois la luz. El artículo determinado nos advierte que no hay otra sal ni otra luz. Todos esperan algo de nosotros. El mundo de los cristianos no es un mundo cerrado y aparte. La salvación que propone Jesús es la salvación para todos. El mundo tiene que quedar sazonado e iluminado por la vida de los que siguen a Jesús...

"Cuando se nos pide que seamos luz, se nos está exigiendo algo decisivo para la vida espiritual propia y de los demás. La luz brota siempre de una fuente incandescente. Si no ardes no podrás emitir luz. Pero si estás ardiendo, no podrás dejar de emitir luz y calor. Solo si vivo mi humanidad, puedo ayudar a los demás a desarrollarla. Ser luz significa desplegar nuestra vida espiritual y poner todo ese bagaje al servicio de los demás..."


Esa luz y esa sal no son una doctrina, unos conocimientos, unos dogmas o unos ritos y prácticas... La luz y la sal son nuestra propia vida. Es algo que tiene que nacer de nuestro interior, de la contemplación de Dios mismo en mí, de ese nuevo modo de ver las personas y todo lo que me rodea. De adquirir una compasión que haga arder mi vida y dé luz a los que me rodean; una ternura y amor que dé sabor a mi entorno... en esa vida que se va deshaciendo como esa pizca de sal que hará que la vida se vuelva más sabrosa, más jugosa, más alimenticia.


Como escribe Mari Paz López Santos: -"Nos llamas a aportar lo poco que somos como sal y como luz. Un pequeño grano de sal encerrado en un salero de poco sirve; una mínima vela en la noche de este mundo poco puede iluminar. Pero millones de pequeños granos de sal y millones de pequeñas velas encendidas… sería la estabilidad armoniosa del Reino de Dios." 


Y cuando encendamos nuestra luz y añadamos nuestra pizca de sal, todos podremos felicitarnos y gozar de nuestro encuentro y de nuestra vida: Felicidades! Zorionak! y Buen provecho! On egin!


Texto del evangelio de MATEO 5, 13-16


Se acerca vuestra liberación

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