Domingo 24 de Junio de 2018
Este domingo hemos escuchado el texto de Lucas, sobre el nacimiento de Juan el Bautista y José Manuel, el sacerdote que ha presidido la eucaristía nos ha hecho una reflexión muy interesante:
-¿Somos bautistas o cristianos? Es decir, somos seguidores de Juan el Bautista o seguimos de verdad a Jesús de Nazaret.
Como comenta Fray Marcos, "Juan predica un bautismo de conversión, de penitencia. Habla del juicio inminente de Dios, y de la única manera de escapar de ese juicio: su bautismo. No predica un evangelio -buena noticia- sino la ira de Dios, de la que hay que escapar..."
Todos hemos recibido y vivido una catequesis y formación en la iglesia en la que tenía más peso la importancia del pecado y ofensa a Dios que el amor y la compasión de Dios, nuestro padre-madre. Se insistía en la obligación de ciertas prácticas religiosas y ciertos sacramentos, por encima de la solidaridad y relación fraterna. Se nos quedó grabado el ojo de Dios que nos vigila siempre y que, al final de nuestra vida, nos juzgará y nos mandará al infierno para siempre si no cumplimos con sus mandamientos... La ira de un juez que lo sabe todo, que lo conoce todo, que no perdona tan fácilmente...
Tanto nos predicaron esa doctrina (incluso con imágenes y pinturas) que en nuestra conciencia y en nuestra vida hemos terminado atribuyendo a Jesús de Nazaret el modo de pensar y entender del Antiguo Testamento.
Continúa Fray Marcos, "Jesús por el contrario, predica una “buena noticia”. Dios es Abba, es decir Padre-Madre, que ni amenaza ni condena ni castiga, simplemente hace una oferta de salvación total. Nada negativo debemos temer de Dios. Todo lo que nos viene de Él es positivo. No es el temor, sino el amor, lo que tiene que llevarnos hacia Él. Muchas veces me he preguntado, y me sigo preguntando, por qué, después de veinte siglos, nos encontramos más a gusto con la predicación de Juan que con la de Jesús. ¿Será que el Dios de Jesús no lo podemos utilizar para meter miedo y tener así a la gente sometida?...
Y con ese pensamiento me fui para casa. Mi modo de vivir la religión, o mejor, mi manera de vivir ¿tiene como referencia la predicación de Juan o la "buena noticia" del evangelio? Porque no se trata de ver qué es lo que sabemos, lo que hemos aprendido..., sino lo que nos mueve en la vida, en nuestro quehacer diario. En casa, en la calle, en mi relación con los vecinos, con los compañeros... Puedo ser referencia de "buena noticia" como seguidor de Jesús de Nazaret?
Termino con esto que añade Fray Marcos al final de su comentario: "Hace ya algún tiempo, un ministro del gobierno, hablando de los problemas del norte de África, decía muy serio: Es que para los musulmanes, la religión es una forma de vida. Qué pena que se dé por supuesto que para los cristianos no es así..."
Texto del evangelio de Lucas (1,57-66.80)