sábado, 28 de noviembre de 2015

Estad en vela

Domingo 29 de Noviembre de 2015

En la reunión que tenemos de la eucaristía comenzamos lo que se llama el tiempo de Adviento. Un tiempo especial que prepara para algo tan especial como la "venida del Señor".
Claro que es también el tiempo de la preparación de las fiestas navideñas. Y las luces de la ciudad, los escaparates de las tiendas, los regalos que tenemos que comprar y las comidas especiales con la familia... todo eso hace que la parte religiosa se vaya quedando como en la sombra. Incluso es posible que haya dejado de interesarnos.
Supongo que no debía ser muy diferente para Jesús de Nazaret y sus seguidores.
Como judíos, como pueblo de Israel, esperaban al Mesías. Sí, claro. Pero ya se veía que eso iba para largo.
La iglesia (seguidora de Jesús) lleva ya dos mil años rezando y suspirando por el regreso o la vuelta del Mesías. La primera generación creyó ver el final y el regreso en los graves acontecimientos que llevaron a la ruina la misma Jerusalén. Pasaron generaciones y contemplaron la destrucción del imperio romano, la invasión de los bárbaros y el resurgir de nuevos reinos e imperios. 
Así (apoyándose incluso en los textos que leemos en Lucas o en Mateo) se ha venido presagiando y profetizando el fin del mundo y... el regreso del Mesías.
A día de hoy, me pregunto si eso tiene importancia, si las palabras del Maestro se referían a un final del mundo o a su regreso con "gran poder y majestad"...
Cuando Jesús habla de la buena noticia del reino de Dios, hace hincapié en la nueva manera de actuar y de vivir. Como el modo de hacer del samaritano: "que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre (golpeado, herido y medio muerto) y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva.” Ahí tenemos a un hombre compasivo, solidario, entregado, capaz de ver y comprender al hermano herido y en necesidad.
Resulta interesante leer y constatar la cantidad de verbos y acciones que realiza el samaritano!
"Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones..." y os impidan siquiera ver al hermano necesitado.
Estad en vela porque Dios anda por ahí encarnado en esas personas con apariencia de inmigrante ilegal, de hombres y mujeres sin trabajo y con muchas necesidades, de ancianos olvidados y/o abandonados...
José Antonio Pagola comenta así:«Tened cuidado de que no se os embote la mente». No os acostumbréis a vivir con un corazón insensible y endurecido, buscando llenar vuestra vida de bienestar y placer, de espaldas al Padre del Cielo y a sus hijos que sufren en la tierra. Ese estilo de vida os hará cada vez menos humanos.

Texto del evangelio de Lucas 21,25-28.34-36


domingo, 22 de noviembre de 2015

Como el que sirve

Domingo 22 de Noviembre de 2015

Hoy, en la eucaristía, nos proponen la fiesta o solemnidad de "Cristo Rey del Universo". A mi modo de entender es una fiesta tomada de una cultura y de una época que están muy lejos de la buena noticia del evangelio.
Aquellos primeros seguidores de Jesús de Nazaret soñaban con un rey y un mesías que salvara a su pueblo. Algunos ya se veían en los primeros puestos de ese reino... Y había discusión entre ellos por ver quién sería más importante...Y esa mentalidad se ha mantenido dentro de la iglesia. Si Jesús es el Rey del Universo, sus representantes, sus directos colaboradores tienen que ser, necesariamente, ministros, directores, jefes de algo.Cuánto nos cuesta aceptar el estilo de la buena noticia que proclama el Maestro: "El que quiera ser el mayor o más importante, que sea vuestro esclavo..." "Si no os hacéis como niños... (como personas que no tienen importancia, que no cuentan...), no entraréis en el reino de Dios"Porque, como dice Jesús, su reino no es de este mundo...Lástima que, una vez más, hayamos dado la vuelta a esa afirmación y mandemos el "reino de Dios y el reino de Jesús" al otro mundo. Lo hemos hecho tan espiritual que es como colocarlo en Marte o en otro planeta.
En el diálogo entre Pilato y Jesús de Nazaret que recoge el evangelio de Juan, nos ofrece una respuesta que debería hacernos reflexionar: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad." Y creo que, al final, nos quedamos con pregunta que le hace Pilato: ¿Y qué es la verdad?"En estos tiempos en los que vivimos inmersos en tanta palabra, tanta comunicación, tantas noticias, tantas proclamaciones y "verdades"... ¿Qué es la verdad?Jesús mismo dice en otro lugar: "Yo soy la verdad"... Creo que ése es el punto. Jesús, su estilo, su manera de hacer y de pensar... Ésa es la verdad. Y en él el centro y lo más importante es la persona. Comenzando por los más humildes, por los marginados y despreciados (como cuando pone a un niño en medio de ellos... Tener en cuenta que, en aquel tiempo. un niño era lo menos importante. Mucho menos si era niña). Y si Jesús vino para ser testigo de la verdad, nosotros tenemos que ser testigos de Jesús. Un detalle de la explicación que recibimos en la eucaristía: "Tenemos que vivir como propone Jesús de Nazaret: Como el que sirve". Así seremos testigos de Jesús, testigos de la verdad.
Texto del evangelio de Juan 18, 33-37

sábado, 14 de noviembre de 2015

¿Y al final qué?

Domingo 15 de Noviembre de 2015

Odres Nuevos Evangelio 15 NOVIEMBRE 2015 COLOREl texto de Marcos que se nos propone hoy en la eucaristía ha servido durante mucho tiempo para infundir miedo y preocupación. El fin del mundo: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán..."  ¿Una guerra nuclear? ¿Un ataque terrorista a escala mundial?...

Entre los seguidores de Jesús quedaba esa preocupación. El regreso de Jesús. La inauguración del reino de Dios. La salvación de los "elegidos". El juicio final...
Y han pasado los siglos. Y los seguidores de Jesús hemos adaptado el texto del evangelio y comentamos lo que podría ser "el final de los tiempos", el fin de la humanidad, el juicio en el que el gran juez dará a cada uno el premio o castigo...

Hoy en día se me hace difícil mantener explicaciones como ésas.
El hombre (los poderosos) en su aspiración de gloria y de dominio ha inventado armas terribles que bien pueden destruir todo el planeta y provocar una hecatombe... Se trafica con la muerte como si se tratara de una mercancía más. Se inician guerras horrorosas en las que, como siempre, mueren los más inocentes. Incluso se invoca el nombre de Dios para hacer justicia y se arrasa con la vida de muchos...
¿Es el fin?
No es fácil responder.
Si es posible que la humanidad (los que viven en la tierra) llegue a su fin. 
Por supuesto, no sabemos cómo ni cuándo.Y esa incógnita nos obliga a aterrizar y acercarnos un poco más a nosotros mismos.
Después de tantos años (los míos) de escuchar el evangelio, las explicaciones y comentarios de los que saben y entienden, tal vez podría expresar algo así como mis convicciones, lo que forma parte de mi esperanza.
Ante todo, mi humanidad (mi persona) llegará a su fin. Sin saber ni el cómo ni la fecha, todos sentimos eso que llamamos "hacerse mayor".
Una segunda cosa: Creo que Jesús de Nazaret se hace presente en la vida de la comunidad de seguidores. Y, de alguna manera, experimentamos su vuelta y regreso. Es más, creo que no se trata de ver con nuestros ojos "la venida del hijo del hombre", el gran triunfo de Jesús, el ajusticiado en la cruz, como el regreso del gran campeón que se convierte en dueño y señor del universo.
Una tercera idea: Se nos dice continuamente que Jesús es el "salvador del mundo"... Así lo hemos aprendido y así lo recitamos; pero no llegamos a explicarnos cómo puede ser eso. Y terminamos por dejarlo ahí sin más.
Jesús ya trajo la salvación de Dios. Ya nos indicó el camino, la buena noticia del reino. Su vida y sus palabras nos mostraron cómo hacer que esa salvación se haga realidad... Entonces lo que le falta a mi vida es hacer presente el reino. Como decía José Mª del Castillo: ¿Qué pasaría en nuestro mundo si viviéramos al estilo de Jesús de Nazaret?
Ahí están las palabras, los gestos y las actitudes del Maestro...
Y dice el texto de Marcos: "El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán". 
Ahí están provocándonos. A ver si nos atrevemos a emprender ese camino (hacia la meta final) que nos devuelva al origen y raíz de todos nosotros, a Dios nuestro padre.

Texto del evangelio de Marcos 13, 24-32


domingo, 8 de noviembre de 2015

Los letrados

Domingo 8 de Noviembre de 2015

Hoy me llama la atención el comentario que hace Jesús (ver evangelio de Marcos, cap 12, 38-44): "Cuidado con los letrados"... 
Me he sentido cuestionado. ¿Soy un letrado? Dentro y fuera de la iglesia abundan los "letrados", los que se las saben, los listillos, los que tienen respuestas para casi todo. Y pensando en el comentario de Jesús de Nazaret, me pregunto si no guardo dentro de mí una valoración que me sitúa por encima de los otros...
Mi iglesia (mi parroquia) es pequeña y las celebraciones se ven con una participación mayoritaria de personas jubiladas como yo. Gentes sencillas, de fe ortodoxa y tradicional y con unas prácticas que me recuerdan a mi madre y a mi padre. ¿Acaso son menos que yo? Posiblemente la mayor parte no tienen mayores conocimientos del evangelio y de las enseñanzas y teologías que las que reciben domingo a domingo en las explicaciones que dan los sacerdotes. Eso y lo que aprendieron antes de hacer su primera comunión. Seguramente es así; pero... Me doy cuenta de que el evangelio y la buena noticia del reino de Dios tiene más de corazón que de cabeza, más de entrega que de saber, más de ternura y acogida que de explicar y entender las grandes charlas y estudios.

Al mismo tiempo, y mientras Jesús hace esos comentarios, está viendo la afluencia de gentes al templo y cómo echan sus aportaciones y donaciones... Personas ricas que echan cantidades importantes (tal vez dando gracias a Dios por su riqueza). De pronto ve a una buena mujer (mayor y seguramente viuda) que rebuscando encuentra dos moneditas...
Y, de nuevo, el comentario del Maestro: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado más que nadie... Ella que pasa necesidad..."
Al final, después de ver a los letrados y su sentimiento de superioridad... y a los ricos que echan limosnas (de lo que les sobra), es esa pobre viuda la que va por delante en el aprecio de Dios. Sin grandes estudios (mejor dicho sin estudio alguno), sin grandes y hermosas teorías, sin teologías ni latines, esa pobre viuda ha puesto todo su corazón en esas dos moneditas para que puedan ayudar a otros...
Comenta J.A. Pagola: "Estas personas sencillas, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Ellas son las que hacen el mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen vivo el Espíritu de Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e interesadas..." 
Me quedo con esta reflexión. A ver si consigo poner más corazón en mi vida y darle menos vueltas a las "letras", a los estudios y reflexiones aunque sean de religión y de teología.
Texto del evangelio de Marcos 12, 38-44

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Se acerca vuestra liberación

Esta despiertos en todo tiempo 1 de diciembre 2024 Este domingo comenzamos el tiempo de Adviento. Acostumbramos a celebrarlo como una prepar...