domingo, 28 de septiembre de 2014

El camino del reino de Dios


Domingo 28 de Septiembre de 2014











Son palabras duras las que Jesús dirige a los ancianos del pueblo y a sus dirigentes! Y no es que esté valorando más a unas personas que a otras. Iba a decir que nos es algo personal (aunque sí lo es); sino que su juicio de valor lo centra en algo a lo que no estamos acostumbrados: "El camino del reino de Dios = el camino de la justicia"...
Desde la religión, desde la iglesia o desde el mundo religioso nos parece hasta extraño. Incluso se aboga por que "no se metan en política" que todo eso es cosa de la policía y los políticos. Y con ese slogan nos quedábamos tranquilos cumpliendo nuestras prácticas piadosas, cumpliendo con la misa y los rezos y lamentando que las cosas vayan mal. Incluso lo acompañamos de exclamaciones como: "Pobrecitos! Qué mala suerte tienen! Qué lástima!"
Y no entendíamos que "el camino del reino de Dios", "el camino de la justicia", es el único camino del evangelio, es la buena noticia de Jesús, nuestro Maestro. Y venía constatando que los "malos", los publicanos (los que no cumplen con la iglesia, ni con la sinagoga), los que no hacen caso a los curas ni a lo que predican... Ésos cuando escuchan hablar de ese camino, de esa manera nueva de vivir... lo aceptan y hasta se convierten. Al igual que las prostitutas, todas esas mujeres que por las circunstancias de su vida han terminado explotadas, violentadas, despreciadas y usadas como objetos de usar y tirar... Incluso ellas captan que el camino del reino de Dios cambiaría bien todas las cosas y descubren (a veces tarde y con dolor) que sigue habiendo alguien que las mira y respeta como personas y admite que pasan por delante de muchas personas que se proclaman muy de iglesia y de rezos...
Entiendo que, precisamente ahí, en el camino del reino de Dios, en el camino de la justicia, está la diferencia.
¿De verdad entiendo el mensaje de Jesús? Cuando me habla de la Buena Noticia del Reino se refiere al camino de justicia. Cuando me habla en parábolas me está diciendo cómo debo actuar. Cuando me dice que tengo que cambiar (darme la vuelta, convertirme) me explica el estilo de vida, la escala de valores que tengo que tener en mi mundo, en mi sociedad...
Y cuando no hago nada soy como el hijo que dice que su padre que "Voy, Señor" y no va a trabajar... En cambio los publicanos, las prostitutas cuya respuesta es "No quiero". Pero luego van. Son como esas personas que, tal vez, no creen en la iglesia ni en nada de lo que dice; pero ante la injusticia, la falta de solidaridad, el desprecio y la violencia... se levantan y protestan y reclaman un mundo más justo, más solidario y humano. Entonces todas esas personas nos llevan la delantera en el camino del reino de Dios!
Que no me olvide. Que siempre que oiga eso de: "El reino de Dios se parece..." recuerde el camino.
Texto del evangelio de Mateo, 21, 28-32.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Un estilo nuevo, una relación nueva

Domingo 21 de Septiembre de 2014

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Dos cosas o temas que rondan en mi reflexión de hoy: Unas palabras que cantan en la eucaristía "Tu palabra es camino, tu cuerpo fraternidad". Las escucho a menudo y siempre siento que son suficientes para la reflexión de cualquier encuentro o eucaristía.
No hablamos de verdades, de dogmas, de credos, de rezos, de ritos... No! Se trata de la palabra de Jesús (el del evangelio, el que vivió en nuestro mundo) y me dice que su palabra, lo que nos explica (su buena noticia) es el modo de vivir, su estilo, la manera de convivir y hacer nuestra sociedad. Y en segundo lugar que la eucaristía es ante todo eso: fraternidad. Si no vivimos de ese modo, es como no hemos entendido nada. Nos vamos por las ramas y haremos mucha religión, pero no seremos jamás seguidores de Jesús de Nazaret.

La segunda reflexión: Las maneras de Dios. Jesús nos lo dice en parábolas, en ejemplos que nos pueden ilustrar. El "reino de los cielos se parece a..." El estilo de Dios es o se parece a... Y creo que siempre nos pilla descolocados. No entendemos nada. Los últimos son primeros, les premia lo mismo. Los marginados los sienta delante, los despreciados y olvidados los invita a la boda... ¿Dónde están los méritos? ¿Dónde se han quedado los grandes, los importantes, los sabios y doctores...?

Comenta J.A. Pagola:"A lo largo de su trayectoria profética, Jesús insistió una y otra vez en comunicar su experiencia de Dios como “un misterio de bondad insondable” que rompe todos nuestros cálculos. Su mensaje es tan revolucionario que, después de veinte siglos, hay todavía cristianos que no se atreven a tomarlo en serio.
Para contagiar a todos su experiencia de ese Dios Bueno, Jesús compara su actuación a la conducta sorprendente del señor de una viña. Hasta cinco veces sale él mismo en persona a contratar jornaleros para su viña. No parece preocuparle mucho su rendimiento en el trabajo. Lo que quiere es que ningún jornalero se quede un día más sin trabajo.
Por eso mismo, al final de la jornada, no les paga ajustándose al trabajo realizado por cada grupo. Aunque su trabajo ha sido muy desigual, a todos les da “un denario”: sencillamente, lo que necesitaba cada día una familia campesina de Galilea para poder vivir."

Y vuelvo a recordar las palabras que decía al principio: "Tu palabra es camino y tu cuerpo fraternidad"... Como que tengo que repetirme día a día este estribillo. Lo importante y necesario es caminar como Jesús y crecer en fraternidad. Me temo que ése es el único mérito, el único objetivo y la única manera de ir hacia nuestro padre, Dios. Todo lo demás... Nos pasará como a los jornaleros de la primera hora (los contratados pronto y que aguantaron el calor de todo el día...). Sentiremos que es injusto, protestaremos y todo eso. Y sólo conseguiremos la respuesta del dueño de la viña:“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”

Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 1-16


domingo, 14 de septiembre de 2014

Perdonar de corazón

Domingo 14 de Septiembre de 2014
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Perdonar
En más de una ocasión me he cuestionado sobre las cosas de la religión: lo de cumplir los mandamientos, hacer la voluntad de Dios, mi relación con las otras personas... Y no siempre me he aclarado.
Escucho las explicaciones que nos dan en la eucaristía, leo el evangelio y trato de dar sentido a mi vida, a mi modo de actuar, a mi estilo como persona.
Poco a poco, de la mano de personas como J.A. Pagola, José Mª Castillo y otros, me parece comprender que lo que importa, de verdad, no es la religión ni las devociones y rezos. Que, por encima de todo, está nuestro modo de vivir nuestra propia vida, nuestras relaciones humanas. De ahí que la palabra de hoy: "Perdonar de corazón" llegue hasta lo más hondo. Allá donde guardamos los rencores, las pequeñas rencillas, los agravios, las ofensas, "todo lo que nos han hecho" y que no conseguimos (o no queremos) olvidar.
Jesús responde a la pregunta de Pedro: "¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces? -No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete..."
Tengo que aprender ese estilo de vivir. Un mundo y una sociedad en la que miro a los otros como hermanos, no como enemigos y contrincantes. Actuar y vivir convencido de que es posible compartir y ser solidario incluso con aquellos que nos miran mal o se creen por encima de los demás. Y, sobre todo, con aquellos que viven en la marginación, son ilegales, no tienen papeles o simplemente son ignorados o excluidos en nuestra sociedad.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-35

Se acerca vuestra liberación

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